Los tambores y el rÃtmico tintineo de las vainas de semillas de madera ahogaron el sonido de los autos que pasaban por el campus de investigación de J.J. Pickle un lunes por la noche.
Docenas de personas se habÃan reunido en la entrada del campus para presenciar cómo los miembros del grupo de Danza Azteca de la Universidad de Texas en Austin hacÃan una ofrenda a sus ancestros. Bailaron frente a un altar, donde colocaron cuidadosamente ramos de flores y tazones con medicinas sagradas tradicionale sobre dos coloridas mantas.
En la cabecera del altar, tres cajas de cartón representaban los restos de tres nativos americanos que murieron hace miles de años. Los restos fÃsicos se almacenaron cerca, en el laboratorio de investigación arqueológica de la universidad.

Durante los últimos cuatro años, los miembros del grupo indÃgena Miakan-Garza de San Marcos han pedido a la UT que les devuelva los restos para su repatriación.
La UT de los restos de la tribu en junio, en gran parte porque los investigadores los clasificaron como "culturalmente inidentificables", lo que significa que no pudieron encontrar una identidad de grupo compartida entre los restos y cualquier tribu viva, incluida la Miakan-Garza.
En una carta de julio dirigida al presidente interino de la UT, Jay Hartzell, los Miakan-Garza dijeron que la negativa "ignora la oportunidad de un gesto histórico hacia los pueblos originarios de Texas al devolver los restos ancestrales robados para ser re-sepultados de forma definitiva en su tierra".
Coahuilteca es el nombre colectivo para los pequeños grupos autónomos de nativos americanos que vivÃan en el centro y sur de Texas en el siglo XVI antes de la conquista española. Los Miakan-Garza, que fundaron el en San Marcos, se identifican como una tribu Coahuilteca.
"Cuando los restos son perturbados, se perturba el viaje espiritual del espÃritu. Y el espÃritu, está ahà fuera en el limbo, en la agonÃa, en el dolor. Por eso sentimos que es nuestra obligación repatriar, volver a enterrar los restos fÃsicos de ese individuo"
"¿Quién ha estado en Texas donde estos restos culturalmente no identificables han sido desenterrados? ¿Quién ha estado aquà durante 14,000 años? El pueblo coahuilteco", dijo MarÃa Rocha, directora ejecutiva del Instituto de Culturas IndÃgenas.
Aunque carecen de reconocimiento federal, fueron reconocidos como miembros del pueblo coahuilteco en en 2013.
"Asà que, lógicamente, algo se excavó aquÃ. Hemos estado aquà 14,000 años", dijo Rocha. "Son nuestros antepasados".
Los Miakan-Garza creen que cuando alguien muere, sólo su cuerpo fÃsico muere; lo que comienza después es un viaje espiritual.
"Cuando los restos son perturbados, se perturba el viaje espiritual del espÃritu. Y el espÃritu, está ahà fuera en el limbo, en la agonÃa, en el dolor," dijo Mario Garza, principal fundador del instituto. "Por eso sentimos que es nuestra obligación repatriar, volver a enterrar los restos fÃsicos de ese individuo".

Para Rocha y Garza, este trabajo es una obligación religiosa.
"Aunque no ganemos, ¿qué beneficio obtendrá la UT al quitarles a los indÃgenas los restos de sus antepasados?", se preguntó Rocha.
Los Miakan-Garza han estado haciendo trabajos de repatriación durante décadas. En 2016, recibieron restos culturalmente no identificables de la Universidad Estatal de Texas a través de la Ley Federal de Protección de Tumbas y Repatriación de Nativos Americanos a pesar de no tener reconocimiento federal. También trabajaron con la ciudad de San Marcos para establecer un cementerio de repatriación para los restos de nativos americanos desenterrados.
Pero la UT dijo que no tiene suficiente evidencia para relacionar los restos con el grupo, por lo que legalmente no puede entregarlos.
"La ley requiere que se cumplan ciertos estándares, y, en este caso, los hechos simplemente no pueden justificar la repatriación solicitada", escribió la oficina de Hartzell en una respuesta a Garza. "La ley no permite la repatriación simplemente porque un grupo está dispuesto a enterrar los restos".
Rocha dijo que siente que la universidad ha desatendido intencionalmente su solicitud y se apoya en tecnicismos legales para justificar sus decisiones.
"Creemos y hemos experimentado en el pasado, una y otra vez, que cuando una institución no quiere ayudarte, te ponen estos obstáculos hasta que te desanimas y te vas", dijo. "Y esa ha sido nuestra experiencia con la UT Austin".

En la manifestación de la semana pasada, los espectadores dejaron ofrendas en la base del altar: pequeños ramos de flores, un par de naranjas, un billete de un dólar. Muchos dijeron que sentÃan que la lucha apenas comenzaba.
El tema deberÃa importarle a la gente más allá de si son indÃgenas, dijo Jessica Sánchez Flores, copresidenta de la graduados en la UT, "porque estamos hablando de antepasados. Y estos podrÃan ser los ancestros de cualquiera".
Cheyenne Grubbs, que forma parte de la junta directiva de la Asociación de Estudiantes Nativos Americanos, dijo que espera que Hartzell tenga la convicción de "hacer lo correcto" y devolver los restos.
"Hay gente sufriendo", dijo Grubbs, que pertenece a la Nación Choctaw de Oklahoma. "Hay gente que siente muchas emociones. Y espero que sepan que hay respuestas para aliviar ese dolor. Y es sólo hacer lo que es correcto".
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