Kay Marley-Dilworth, residente en Austin, dice que puede comunicarse con los muertos. (Piensa en el "veo muertos" de la pelÃcula Sexto sentido, pero menos terrorÃfico) Por eso sorprende que visite los cementerios en busca de paz y tranquilidad.
"Cuando voy a los cementerios, suelo hacerlo para relajarme", dice.
Contrariamente a la imagen que la cultura pop tiene de los médiums, Marley-Dilworth dice que no experimenta muchos sucesos sobrenaturales cuando está en los cementerios.
"En realidad, no hay espÃritus de los difuntos", dice. "Si un espÃritu va a volver, ¿adónde va a ir? Al cementerio no. Van a ver a la familia".
Marley-Dilworth acude con frecuencia al cementerio masónico de Boggy Creek, en el sur de Austin. En una visita, se fijó en MarÃa de la Luz, un cementerio más pequeño y colorido, que está más adelante.
Se preguntó: "¿Cuál es la historia de ese cementerio?". Asà que me reunà allà con ella para averiguarlo.

La estética de MarÃa de la Luz
MarÃa de la Luz está repleto de lápidas artesanales y ofrendas de flores de seda multicolores. Grandes árboles ofrecen sombra a las personas que visitan las tumbas de sus seres queridos.
Marley-Dilworth, que es mitad blanca y mitad mexicano-americana, dice que la vibrante decoración le recuerda al cementerio de su familia, es decir, a la parte mexicano-americana de MarÃa de la Luz. Está lleno de flores arco iris, banderas y campanas de viento. En el otro lado sólo hay lápidas.
"Es curioso, porque el lado sin decoración es casi siempre el anglosajón", dice.
Marley-Dilworth dice que le encanta hacerse una idea de la gente que está enterrada en un cementerio viendo las ofrendas en las tumbas; cada una es un altar para la persona enterrada.
Delante de una lápida hay una estatua de un gato naranja y una pequeña lata de Dr. Pepper. También hay una estatua de la Virgen de Guadalupe, la Virgen MarÃa de la cultura mexicana.
"Bueno, es católica", dice Marley-Dilworth sobre la persona fallecida. "Está claro que le gustaban los gatos, probablemente tenÃa un gato atigrado naranja. Le gustaba el Dr. Pepper. Quiero decir que ya parece una persona cool". El origen del cementerio
Asà como le gusta conocer las historias de las personas, Marley-Dilworth dice que también le gusta conocer las historias de los lugares.
Para entender la historia de MarÃa de la Luz, hay que remontarse a 1912. Una familia viajaba por lo que entonces era la comunidad de Manchaca. Enterraron a su hija, MarÃa de la Luz, donde hoy está el cementerio, de ahà el nombre. Murió de algún tipo de enfermedad, según el
El especuló en 2012 que MarÃa podrÃa estar enterrada debajo de la choza de madera y metal en el centro del cementerio que una vez se utilizó como sala de observación.
Dale Flatt, presidente del Comité del Cementerio de Austin y fundador de Save Austin Cemeteries, dice que no hay evidencia fÃsica de su cuerpo.
"No sabemos dónde está enterrada", dice. "Todo lo que sabemos es el origen que se ha transmitido de generación en generación".

La historia de boca en boca no termina ahÃ. En agosto de 1912, tres labradores llamados A. Donley, A.C. RodrÃguez y S. Galván habÃan recaudado dinero para un fondo del cementerio mexicano. En aquella época, los cementerios segregados de la ciudad eran motivo de vergüenza para la comunidad mexicana.
"La mayorÃa de los hispanos que fueron enterrados en el cementerio de la ciudad dejaron de serlo porque no eran bienvenidos", dice Flatt. "Asà que se quedaban en los márgenes".
El trÃo querÃa un espacio para honrar a sus muertos, asà que compraron el terreno alrededor de la tumba de MarÃa.
Asà nació el cementerio MarÃa de la Luz.
Los cuidadores de MarÃa de la Luz
Con el paso de los años, muchas de las lápidas de madera originales se perdieron. Austin siguió creciendo alrededor del pequeño cementerio, eclipsando una pieza importante de la cultura mexicana en la ciudad.
Pero la gente que tenÃa familia enterrada allà siguió cuidando de la propiedad. En los años 60, DarÃo RodrÃguez se convirtió en el administrador del cementerio. Se encargaba de llevar la cuenta de quién estaba y serÃa enterrado en MarÃa de la Luz.
En el Centro de Historia de Austin, encontré seis libros de contabilidad del cementerio. Algunos de los libros están desprendidos por el lomo, mientras que otros tienen los hilos deshilachados. Los registros están escritos a mano en español y no parecen estar bien organizados. Las páginas amarillentas de los cuadernos están llenas de listas de nombres escritos en cursiva.
La colección incluye la esquela de RodrÃguez, fallecido en 2008. Sin embargo, antes de morir, se vio envuelto en un drama legal.
La demanda
A principios de la década de 2000, RodrÃguez era la única persona que quedaba al cuidado de MarÃa de la Luz. El trabajo lo atrapó. A los visitantes les llegaba la hierba y la maleza hasta las rodillas.
En una entrevista concedida al Austin American-Statesman en 2003, Sandy Morris declaró que, durante una visita a las tumbas de su familia, estaba tan harta de las malas condiciones del cementerio que se comprometió a rescatarlo.
Dos años después, Morris, su marido Henry y un grupo de propietarios de parcelas demandaron a RodrÃguez. QuerÃan la custodia del cementerio y sus registros.
"Él creÃa que era su cementerio", dice Flatt. "Trabajó en él mucho tiempo. A nadie más le importaba. ¿Y ahora me lo quieren quitar? ¿Cómo te atreves?".
La demanda alegaba algo más que un mantenimiento deficiente y la negativa a responder a las quejas.
"Empezaron a hablar con la gente y alguien dice: 'Bueno, este espacio es mÃo'. Y alguien dice: 'Bueno, un momento, yo también soy dueño de ese espacio'", cuenta Flatt. "Estaba vendiendo espacios por partida doble, metiéndose todo el dinero en el bolsillo en lugar de destinarlo a un fondo para las necesidades del cementerio".
El Austin American-Statesman informó de que la gente de la comunidad sentÃa que RodrÃguez habÃa traicionado su confianza. El abogado de RodrÃguez negó todas las acusaciones.
Un juez falló a favor de las familias.
"El juez le dijo al hombre: 'Entrégueles los registros, usted ya no está a cargo de esto'", dice Flatt. "Ellos están a cargo de esto".

Los miembros del grupo de Morris, la Asociación del Cementerio MarÃa de la Luz, siguen realizando mejoras en el recinto.
Hay más de 2,000 personas enterradas en MarÃa de la Luz. RodrÃguez era el único que sabÃa dónde estaban todos los cuerpos. Flatt utilizó lo que pudo de los registros de RodrÃguez para averiguar a quién pertenecÃan las tumbas sin nombre.
Es imposible saber si se han identificado todas y cada una de las personas enterradas en MarÃa de la Luz, pero ahora existen listas organizadas de quienes han sido identificadas, junto con mapas del cementerio.
La Asociación MarÃa de la Luz
Seis años después de la demanda, Claudia Alcaron y su entonces esposo, Will Larson, paseaban por el barrio cuando vieron por primera vez el cementerio MarÃa de la Luz. Se fijaron en su colorido, que contrastaba con el cementerio masónico de la misma calle.
"Es muy interesante ver las dos culturas sentadas una enfrente de la otra", dice.
Alcaron vivió en Austin durante décadas antes de regresar a su México natal para cuidar de su madre. Dice que ver el cementerio mexicano en su antiguo barrio de Austin le llegó al corazón.
"Siendo mexicana y viviendo en Austin -no sólo viviendo en Austin, sino viviendo en el sur de Austin- e identificándome con eso y encontrando este pequeño lugar escondido", dice. "Tuve una conexión tan increÃble que sentà que tenÃa que conectar con la gente que lo dirigÃa".

Alcaron dice que ella y su esposo estaban deseando ayudar en el cementerio. Después de conocer a miembros de la Asociación MarÃa de la Luz, Larson reparó la señal metálica situada sobre el arco de entrada al cementerio.
"Después de eso nos dijimos: 'Bueno, ya sabes, tenemos que promocionar este lugar porque es absolutamente precioso y nadie lo conoce'", dice Alcaron.
El 27 de mayo de 2012, Alcaron y el resto de la Asociación MarÃa de la Luz organizaron una celebración en honor del centenario del cementerio. Familiares y funcionarios electos se unieron.
Alcaron dice que no es raro que haya celebraciones en el cementerio para otros dÃas festivos, como el DÃa de la Madre y el DÃa de los Veteranos. A veces incluso hay un grupo de mariachis. Los dÃas festivos, las familias limpian y decoran las tumbas.
"Están muy orgullosos porque allà hay mucha historia", dice.
El legado de un cementerio mexicano
Está claro que MarÃa de la Luz no es sólo un lugar al que Marley-Dilworth acude para evitar fantasmas. La gente puede ir allà para conectar y apreciar la cultura mexicana en Austin, rindiendo respeto a las personas que están enterradas allÃ.
"Aunque ya no vivo en el barrio, ni siquiera en Austin, creo firmemente que debemos hablar más de la cultura mexicana en Austin", afirma Alcaron. "Y no me refiero a beber margaritas y comer tacos. Me refiero a la gente que realmente se mudó a Austin y ayudó a fundar la ciudad y a construirla, y mucha de esa gente está enterrada en ese cementerio."
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